El secreto del buen juego de Xavi Hernández

Cuando el jugador del FC Barcelona Xavi Hernández (mejor jugador de la Copa de Europa de 2008) recibe el balón raramente siente presión, estrés o tiene mucha prisa, ya que antes de recibirlo ha procesado en su cabeza toda la información necesaria de la que precisa para saber qué hacer.

Su capacidad de visión periférica, visión de juego y en profundidad del campo junto con su excelente técnica y experiencia táctica son sus armas letales para conseguir su próximo objetivo: mantener la posesión del balón de su equipo. Lo logra casi siempre orientando adecuadamente su cuerpo, después su cabeza y finalmente sus ojos. Él es un líder que se sitúa preferiblemente  en las zonas centrales del campo de juego, en donde está rodeado de diferentes y numerosos estímulos. Xavi no puede recibir toda la información únicamente con su orientación corporal, por lo que debe utilizar otras formas como el constante movimiento de su cabeza, que le permita reconocer el lugar de los estímulos en un campo visual mayor, aunque sea con pérdidas de visión momentáneas. Tiene el perfil de un gran jugador, porque es consciente en todo momento de la posición de sus compañeros y oponentes, ganando frecuentemente tiempo necesario para actuar a posteriori con el balón.

De esta manera,  antes de tocar el balón Xavi es capaz de determinar

1. si uno o dos contrarios quieren recuperar su balón (lo que significa tener tiempo para construcción del juego) y       2. qué opciones tiene a su disposición para no perder el balón y continuar la acción ofensiva.

A veces sus ojos y posteriormente su cerebro y experiencia le recomiendan conducir el balón protegiéndolo de sus adversarios. Y a veces preferirá pasarlo pero  actuando siempre sin precipitación, con calma e serenidad y lo que más importa, sin correr riesgos de pérdida de balón.

Una orientación incorrecta de su cuerpo le hubiera impedido ver lo esencial de la jugada, así como una incorrecta orientación de su cabeza limitaría las posibilidades de sus ojos, y una incorrecta orientación de los ojos le obligaría a utilizar su visión periférica.  No todo jugador de fútbol tiene la orientación tan bien desarrollada como Xavi, con la consecuente carencia perceptiva del juego.

En otros equipos y deportes también hay jugadores que poseen extraordinarias habilidades perceptivas que les permite realizar movimientos espectaculares con el balón cerca de sus pies o pases que deleitan a los espectadores… E incluso a sus compañeros cuando se trata de una magnifica y sorprendente asistencia de gol con o sin un remate a portería posterior.

Lo que buenas capacidades visuales pueden aportar al rendimiento en el fútbol

El fútbol es una tarea de máxima complejidad perceptiva, ya que la percepción del movimiento destaca como uno de los parámetros más importantes a tener en cuenta. Cuanta más información visual disponga un futbolista, más posibilidades tendrá de elegir la opción más acertada para resolver una situación. Tenemos que entender que no sólo es importante el grado de la técnica, el conocimiento táctico y la preparación física para jugar a un alto nivel, sino que hay que estar muy bien entrenado y preparado en cómo elegir la mejor opción entre muchas acciones posibles del juego. Por esta razón me parece imprescindible mejorar hoy en día también las distintas capacidades visuales necesarias para jugar bien al fútbol y la inteligencia de juego con actividades motoras divertidas que estimulen el cerebro (“jogging cerebral”).

 

Las capacidades visuales necesarias en el fútbol

Un jugador de fútbol debe tener correctamente desarrolladas ciertas capacidades visuales para que su rendimiento sea lo más eficaz posible.

La agudeza visual permitirá al jugador discernir el máximo detalle del objeto. Es frecuente ante objetos estáticos como la portería o el balón en el lanzamiento de un penalti. Pero cuando el jugador necesita nitidez ante estímulos móviles, característicos del propio juego, utiliza su capacidad de persecución o de seguimiento de movimientos, que le permitirá calcular las trayectorias y velocidades del balón y de los demás jugadores y, en definitiva, poder ejecutar los fundamentos técnico-tácticos correctamente.

La flexibilidad focal es la habilidad de variar el enfoque de los objetos de visión próxima a visión lejana y viceversa, sin experimentar visión borrosa. En el fútbol, el enfoque del balón próximo a los pies se ve alterado rápidamente por el enfoque de un compañero a larga distancia.

La amplitud del campo visual del futbolista o su visión periférica depende de la capacidad de detección y del grado de atención del jugador. A mayor visión periférica, podrá detectar más estímulos externos con una sola fijación de la mirada, situación que es muy frecuente en fútbol por la necesidad de actuar con rapidez.

La percepción de la profundidad depende mucho del grado de la “binocularidad”, es decir, de utilizar ambos ojos de forma unitaria, simultánea y eficaz para que la fusión de las imágenes de ambos aporte una imagen lo más clara posible. Permitirá la exacta localización del balón, de los compañeros y de los oponentes en el espacio.

El tiempo de reacción visual es una habilidad fundamental en los deportes de equipo en los que se exige una alta velocidad de ejecución que sólo es posible gracias a una rápida percepción y toma de decisión.

 

Hacia una mayor consideración de un entrenamiento de las capacidades visuales en el fútbol

Todas  estas distintas capacidades visuales influyen en el rendimiento técnico-táctico y también físico del futbolista. Eso tanto a nivel individual como a nivel  colectivo (los ojos como punto de salida de una buena comunicación y colaboración). Por esta razón hay que intentar formar y entrenar a jugadores que sepan mirar, percibir y analizar los acontecimientos de cada situación y decidir la mejor solución.

Desgraciadamente la mayoría de los entrenadores y jugadores de fútbol todavía no son conscientes de los enormes beneficios que conlleva un entrenamiento específico que mejora las distintas capacidades visuales o la visión de juego. Aún menos pueden imaginarse como una repetitiva estimulación del cerebro (un “jogging-cerebral”) con actividades motoras divertidas realizadas dos veces por semana pueda ser muy beneficioso para cualquier futbolista.*

Desde el inicio de éste milenio he afirmado en muchas de mis conferencias que “el fútbol de mañana siempre debería empezar en la cabeza y terminar con los pies”. Ya está creciendo el número de entrenadores de fútbol que confirman que el saber leer el juego y entenderlo en todos los detalles es un requisito imprescindible para mejorar su prestación individual y colectiva en el terreno de juego. En el futuro será imprescindible estimular todos los sentidos de los jugadores!

Se dice que un 85% de toda la información que recibe un futbolista lo recoge por medio de sus ojos. Por eso, su nivel de rendimiento en un partido de fútbol está sumamente condicionado a lo que el jugador sea capaz de ver. Además, visualizar y reconocer elementos claves en una jugada es una habilidad que puede aprender cualquiera. No hay que olvidar que estos elementos influyen mucho en la toma de decisión o en el procesamiento de toda la información.

Los ojos de un jugador solo son capaces de ver lo que el cerebro ya conoce, por eso es muy importante que cada uno de los jugadores acumule constantemente nuevas experiencias técnico-tácticas. ¡Cuánto más amplia sea su memoria, más podrá ver y detectar! Su experiencia le capacita a leer correctamente una situación determinada de juego, errando menos en su toma de decisiones.

Reducir al máximo las pérdidas del balón debería ser una filosofía para cualquier equipo. Y eso se consigue especialmente cuando se cometen menos errores en la primera o segunda fase de cualquier acción en el fútbol: la fase perceptiva y la fase de la toma de decisiones. Hoy en día los jugadores fallan más frecuentemente en estas primeras dos fases que en la ejecución del gesto técnico, con lo cual la habilidad técnica que durante 80 años ha dominado el entrenamiento, ha perdido parte de su importancia.

Tenemos que considerar más que antes en nuestros entrenamientos de fútbol la mejora de nuestros sentidos: especialmente los ojos y el cerebro.

Muchos jugadores de fútbol piensan que uno nace con

– la habilidad de poder anticipar las jugadas o no,

– una excelente o deficiente visión de juego,

– con un sentido de manejar bien o mal los parámetros de tiempo y espacio,

– con más o menos inteligencia de juego o

– con un buen o mal nivel de atención.

Todos estos aspectos (y otros) que componen la capacidad de juego en el fútbol son “entrenables”. Y para conseguir un óptimo rendimiento en el terreno de juego hace falta ejercitarse con el objetivo de condicionar y estimular el sistema sensorial, incluidas las capacidades perceptivas y la velocidad de procesar toda la información necesaria en el cerebro con un “jogging cerebral”.*

El deporte del fútbol exige que cualquier jugador sepa adaptarse con rapidez a situaciones que cambian constantemente. Por ejemplo: inmediatamente después de haber recuperado o perdido el balón, el jugador y su equipo deben ir al ataque o deben defender. Frecuentemente el éxito de la jugada depende de la rapidez de aquella transición. Entrenamientos específicos que estimulan la percepción y lectura del juego capacitan al jugador a visualizar o detectar la más importante de las informaciones de una jugada ofensiva o defensiva para posteriormente procesarla y llegar en menos de un segundo a una correcta decisión. Aquel jugador que tiene la mayor experiencia y además ha sido bien preparado con ejercicios generales y ejercitaciones más específicas para su vista es él que efectúa la transición antes.

Los beneficios de “entrenar los ojos”

Con una mayor consideración del entrenamiento de las distintas capacidades visuales, el jugador no sólo visualiza con precisión el lugar y los movimientos del balón de sus compañeros, sus adversarios, las porterías y las líneas en el terreno de juego, sino también en gran medida mejora su consciencia de todo lo que ocurre a su alrededor: Su periferia, su tiempo de reacción, su capacitad de anticipación y cómo mantener un buen nivel de atención durante todo un partido. Así, jugadores bien preparados en sus capacidades visuales logran un nivel superior en su rendimiento, lo que hoy en día dará a su equipo una ventaja contra aquellos que tienen un nivel similar en los demás componentes del rendimiento.

Disponer de un amplio campo de visión, así como de un nivel superior en el cálculo óptico-motriz para poder utilizar de forma más eficaz el espacio y el tiempo son cualidades que permiten a los jugadores técnicamente brillantes como Xavi e Iniesta ver lo que otros no perciben. Por eso el futuro no pertenecerá a jugadores físicamente muy fuertes y altos. Sino a aquellos que tengan extraordinarias dotes en la percepción (visión de juego) y la inteligencia de juego, a parte de la excelencia en lo técnico, táctico, físico (especialmente en la velocidad) y en el juego mental. Estas dotes son las que verdaderamente marcan hoy y marcarán en el futuro la diferencia.

horstwein@eresmas.net

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* Ver el artículo de Horst Wein: Nuevas tendencias en el coaching fútbolístico  “EL MUNDO DEL FUTBOL DESCUBRE LAS POSIBILIDADES DEL CEREBRO  PARA MEJORAR EL RENDIMIENTO Y EL NIVEL DE JUEGO DE SUS JUGADORES”

 

 

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