Las Escuelas de Iniciación Deportiva suelen ser hoy el primer contacto sistemático que tienen los niños(as) de 6 y 7 años con el mundo del deporte.
Sustituyen al juego libre que las generaciones anteriores practicaban a cualquier hora de su tiempo libre en la calle.*
Una vez cubierta esta etapa de múltiples experiencias motoras, el niño(a) poco antes de cumplir sus 8 años ingresa en la Escuela de Fútbol.
Allí los formadores-monitores-profesores deben asegurar que los primeros pasos del niño (niña) en el mundo de fútbol se desarrollen lo más formativo posible.
Para lograrlo deben utilizar una metodología de enseñanza que libera al fútbol de sus características no educativas o formativas, como por ejemplo de la especialización prematura del joven, del elitismo y de la excesiva importancia que el entorno del niño , especialmente los padres y el técnico, da a los resultados de sus partidos.***

El juego del fútbol será formativo para el niño o no, en función de cómo el formador enfoque todo el proceso de enseñanza-aprendizaje incluido sus sesiones de entrenamiento y también su competición de cada fin de semana.Los formadores o profesores son y serán siempre los responsables principales de que las prácticas deportivas se desarrollen de formas más o menos formativas y educativas.
Deberían superar con todos sus planteamientos la excesiva importancia que se le suele dar a los resultados, y buscar otros aspectos importantes que el juego del fútbol puede ofrecer y que van a ser muy útiles en el desarrollo de la personalidad y en la educación de los jóvenes.*
Entre los varios aspectos que el monitor – formador debe conocer y considerar para conseguir una intencionalidad educativa – formativa en el proceso de iniciación deportiva destacan los siguientes:

Aspecto 1:
LA MOTIVACIÓN DEL ALUMNO Y SU NECESIDAD DE JUGAR

El que enseña debe saber que el niño/a, generalmente, acude en su tiempo libre a las actividades deportivas con una intencionalidad lúdica.
Además tiene la motivación de demostrar durante la práctica, a sí mismo y especialmente a los demás compañeros, su nivel de habilidades y capacidades en situaciones competitivas.
Por ello el niño/a a la edad de 8 años, debe tener la oportunidad de elegir y acceder de forma libre a su deporte favorito después de haber sido expuesto anteriormente, en una escuela de iniciación deportiva, a una gran variedad de actividades deportivas.*
Las necesidades lúdicas del niño/a se satisfacen en estas edades con una gran variedad de juegos, que son uno de los medios principales para su crecimiento motriz, social e intelectual.
Son una fuente de aprendizaje que estimula la reflexión, la expresión y la acción por parte del niño.
Son actividades que ayudan a explorar, descubrir y crear, a la vez que le permite conocer el mundo de los objetos, el de las personas y sus relaciones. (Puig, C 1994)

Aspecto 2:
LA CONSECUCIÓN DE OBJETIVOS EDUCATIVOS-FORMATIVOS POR MEDIO DE LA PRÁCTICA DE JUEGOS

Para que el fútbol de iniciación pueda constituir un hecho educativo ha de tener un carácter abierto sin depender de niveles de habilidad o características de sexo.
Sus fines y objetivos deben estar en consonancia con la edad y la categoría del fútbol base en el cual el alumno se encuentra.
Un fútbol de iniciación con intenciones educativas y formativas debe, entre otras cosas:
-fomentar hábitos de práctica deportiva saludables para el mantenimiento y mejora de la salud. Por todos los medios se deben evitar situaciones que conllevan cualquier peligro para la salud de los jóvenes como por ejemplo jugar en campos de piedras o la práctica con balones demasiados pesados y grandes, que crean traumatismos y no permiten ser manejados con facilidad.

-compensar las influencias negativas que el sistema moderno de la vida produce (analfabetismo motor de los jóvenes). Estimular y desarrollar todos los patrones motores de base (las distintas formas de correr, lanzar, saltar, etc) mediante ejercicios/juegos que sepan enriquecer la experiencia motora del alumnado, y no sólo aquellos que son imprescindibles para jugar bien al fútbol. Así mientras el alumno vive situaciones de placer y división en las variadas actividades deportivas toma conciencia del propio cuerpo, tanto globalmente como de sus diferentes segmentos, favoreciendo su salud física y mental, lo que permite un crecimiento y desarrollo global de los niños / as.

El formador debe saber que el juego es para el niño tan necesario como el sueño. Favorece la salud del cuerpo y de la mente. Aumenta su autonomía personal, y desarrolla por medio de una gran variedad de estímulos sus capacidades condicionales de base (velocidad – resistencia – fuerza) que junto con las capacidades coordinativas son pillares básicos que sostienen la “edificación” de su futura prestación deportiva. Además estimulan y mejoran sus capacidades perceptivas, importantes para poder aprender una correcta lectura de las situaciones básicas del juego, y así rendir bien.
-ayudar al niño, a partir de los 8 años, con un estilo distinto de enseñanza, que exija su activa participación mental (debe pensar) para que con los años, aprenda a tomar decisiones correctas cada vez más rápido, en base de lo que el niño ha percibido y entendido.

-experimentar las primeras nociones de tiempo (la duración de una acción, la sucesión, y la simultaneidad de acciones) y espacio (del espacio reconocido visualmente al “espacio mental”), lo que se consigue mejor con una gran variedad de juegos polivalentes y específicos del fútbol, como propone el método “Fútbol a la medida del niño”.

-favorecer el respeto a las normas, a las relaciones con los demás y a las diferencias entre los participantes, ya sea por su condición física o motriz, por su raza o sexo; propiciando situaciones de responsabilidad personal y de solidaridad.

Aspecto 3:
NO A LA PREMATURA ESPECIALIZACIÓN EN UN DEPORTE DETERMINADO.

Por depender el rendimiento motor del niño más de los procesos de maduración que del aprendizaje y el entrenamiento (Hahn, 1988), se debe cuestionar cualquier proceso de iniciación temprana al fútbol que busca la especialización.
Disputar a una edad inferior a 10 años competiciones en forma de ligas cuyo reglamento siempre es rígido e igual, no da la necesaria variedad de estímulos que los niños necesitan en esta fase de su evolución.
Según Blázquez (1995), en las primeras fases de la iniciación deportiva debe prevalecer la diversidad y el tratamiento multi-propósito, con la finalidad de dar al alumno la oportunidad de experimentar situaciones diferentes, y de aumentar su bagaje motor.


Aspecto 4:
UNA INICIACION DEPORTIVA A LA MEDIDA DEL PRINCIPIANTE

Para convertir el proceso de iniciación en el fútbol en una intención educativa y formativa, es imprescindible adaptar los contenidos de las sesiones y el propio juego del fútbol (incluida su competición) a la aptitud motriz, intelectual y física del niño.
No obligarle a adaptarse a los contenidos del entrenamiento y del juego, tal y como ocurre en el mundo de los adultos.

Las dimensiones del campo, las porterías más reducidas, la complejidad del reglamento, el menor peso y tamaño de los balones nº 3 y nº 4, el número de compañeros y adversarios en un equipo, y otras medidas metodológicas, favorecen la consecución de las metas técnicas, tácticas, cognoscitivas, físicas y sociales (más participación de cada uno de los alumnos), consiguiendo que la participación al juego sea más motivadora, activa y educativa.
El reglamento del Mini Fútbol, con las rotaciones después de cada gol marcado, garantiza la misma participación de todos, evitando que por sexo o distintos niveles de aptitud motriz, se produzcan situaciones discriminatorias.

Hasta la categoría Alevín todos los encuentros se disputan en la modalidad de género mixto, fomentando así valores de coeducación entre niños y niñas (ver también el último párrafo del aspecto 2).

Para facilitar la asimilación de nuevos contenidos, el profesor- formador debe:

-tener siempre en cuenta las posibilidades que tiene el alumno para aprender un contenido concreto en un determinado momento, es decir debe saber adaptar los contenidos y las informaciones que facilita, a la edad de sus alumnos y a sus características.

-proporcionar situaciones de aprendizaje que exijan del alumno no sólo una actividad motora sino también mental, es decir situaciones que le obliguen a reflexionar antes de actuar, así con el tiempo, aumentarán cada vez más sus conocimientos.

-saber relacionar los nuevos aprendizajes o contenidos de enseñanza con las experiencias vividas y los conocimientos adquiridos previamente. Relacionando una nueva situación de juego con los aprendizajes asimilados con anterioridad facilitará la solución de problemas.

-plantear a los alumnos situaciones con creciente dificultad y complejidad, de tal forma que le proporcionen siempre un reto alcanzable.

La posibilidad de encontrar por sí mismos soluciones a las tareas encomendadas, incide directamente en la motivación del alumno y en su predisposición hacia el entrenamiento.
Una vez que el reto se alcance los formadores proponen nuevos retos más difíciles y complejos.

Para que el proceso de iniciación deportiva de nuestros futuros campeones o aficionados al fútbol, sea lo más educativo y formativo posible, sus formadores o profesores deberían tener en cuenta que la iniciación tiene en el aspecto social, motor, afectivo – emocional y cognitivo otros objetivos diferentes a los de la posterior fase de especialización y alto rendimiento en el fútbol.

horstwein@eresmas.net

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